¿Abandono de perros? Con un censo genético canino, él nunca lo haría
La Real Sociedad Canina de España (RSCE) denunció a mediados de junio que el abandono de perros había aumentado un 25% en nuestro país desde el inicio de la desescalada tras el confinamiento obligado decretado mediante el estado de alarma para frenar la expansión de la Covid-19.
En un país acostumbrado a liderar ya el triste ranking europeo de abandono de mascotas (alrededor de 140.000 perros y gatos cada año, según la Fundación Affinity), los 2.000 perros abandonados contabilizados a finales de mayo encienden, según la RSCE, “todas las alarmas”.
Sobre todo teniendo en cuenta que durante la pandemia hubo un repunte de un 50% en la demanda de cachorros, lo que significa que hay 5.000 perros que pueden perder su sentido en algunos hogares pasado el punto más álgido del problema sanitario que nos obligó a estar encerrados en casa.
A todo este drama se suma otro dato demoledor facilitado también por la RSCE días más tarde: más del 90% de los perros abandonados cada año en España no están identificados con microchip, lo que dificulta sobremanera la localización y la sanción a sus dueños en caso de extravío o abandono.
Censo genético canino para acabar con los abandonos
El censo genético canino suele venderse en muchos municipios como una herramienta para acabar con la suciedad en las calles derivada de las heces de perros sin recoger. Sin embargo, el objetivo de la identificación de los canes por su ADN va mucho más allá y, además de mejorar la convivencia y la limpieza viaria, tiene como una de sus metas primordiales el bienestar y la protección animal.
Y es que, si el abandono de mascotas es un problema endémico en España, no lo es menos el maltrato animal, una práctica que, si bien se ha reducido considerablemente en los últimos años, sigue vigente. Herramientas como ADN Canino parten de una profunda toma de conciencia de la problemática para buscar medidas que acaben de una vez con actos delictivos como son el maltrato y el abandono animal. La meta, como decimos, es acabar al 100% con ellos o, al menos, garantizar que estos actos no quedan impunes porque, en última instancia, nuestro objetivo como empresa es mejorar el bienestar animal promoviendo una tenencia responsable de mascotas.
En ese sentido, obtener un censo genético canino completo de una determinada zona supone un impulso único para la seguridad animal al asegurar que se puede identificar al responsable de un abandono o del maltrato a un perro aunque éste le quite el microchip para eliminar pistas (cosa que, como decíamos antes, hoy ocurre en un 90% de los abandonos). La huella genética de cada una de las mascotas censadas, unida al microchip, permite que muchos de los actos incívicos o incluso delictivos cometidos contra animales que hoy se quedan sin solución puedan ser identificados inequívocamente.