ADN Canino, una efectiva medida disuasoria para la reducción de heces en la vía pública (más allá de multas)
En varios de sus últimos informes dentro de la campaña ‘Stop cacas’, la OCU ha destacado a Málaga como una de las grandes ciudades españolas que más sanciones pone por no recoger las heces de los perros de la vía pública. “Es necesario adoptar medidas más efectivas para combatir el problema, como la iniciativa del Ayuntamiento de Málaga para identificar al perro cuya deposición no se recogió a través del registro del ADN de los canes”, subrayaba la organización de consumidores citando a nuestro sistema de ADN Canino.
Pese a esta efectividad, hay quienes todavía critican que no se pongan más multas, olvidando que, con un sistema como el nuestro, el hecho de que no se pongan más sanciones es positivo, porque refleja que la mera implantación del censo genético canino favorece comportamientos cívicos de las personas y actúa como medida disuasoria, permitiendo la reducción gradual de cacas en la vía pública. Y es que, el objetivo de ADN Canino no debería ser multar a la gente, sino que las cacas de perro dejen de ser un problema para los vecinos de un municipio, que es lo que sucede en los ayuntamientos que confían en nuestro servicio, que reportan reducciones de hasta el 80% en la presencia de heces abandonadas en calles.
Multas con eficiencia
En los últimos meses vamos viendo cómo discurren en paralelo dos estrategias distintas para hacer frente a la pandemia de heces que asola a muchos pueblos y ciudades de España. Por un lado, está la apuesta de muchos ayuntamientos por la amenaza de multas desorbitadas a aquellas personas que dejen las heces de sus perros sin recoger. Vemos noticias que hablan de nuevas ordenanzas municipales que establecen sanciones de 500€, 750€, 1.000€, 1.500€ e incluso hasta 3.000€. Resultado: que luego estos anuncios a bombo y platillo no pasan de ahí, de un anuncio cuya única medida de solución al problema de la pandemia de heces es la generación de miedo entre la población a esta sanción elevada. El miedo, sin embargo, se pasa rápido, porque a su modo estas sanciones son como un cuento del lobo en el que realmente no existe el lobo como tal. Al final el lobo nunca llega y estos actos incívicos se quedan sin sancionar entre otras cosas porque es casi imposible pillar a la persona en el desliz.
Ante esta estrategia a todas luces poco efectiva, hay un grupo de ayuntamientos cada vez mayor que han optado por otra alternativa que se está demostrando mucho más eficaz: nuestra herramienta de censo genético canino. Sin necesidad de amenazar a los ciudadanos con multas escandalosas, conseguimos que las heces de perro dejen de ser percibidas por los vecinos como un problema. De hecho, la mayoría de los municipios que tienen instalado nuestro sistema contemplan en sus ordenanzas municipales multas de alrededor de 150€, muy lejanas en su importe a las comentadas anteriormente. ¿Y sabéis lo mejor? Que esas multas sí se tramitan.
El nuestro es cuento de lobo con lobo. Pero un lobo que no se caracteriza por su agresividad, sino por su eficiencia. Multas, sí. Pero, sobre todo, eficacia. Porque el objetivo último, como no nos cansaremos de repetir, es concienciar a la población de la necesidad de recoger las heces de sus perros para disfrutar de un municipio libre de heces poniendo el menor número de multas posible.