ADN Canino, una herramienta con gran impacto medioambiental
Según un estudio publicado a principios de año por científicos de la Universidad de Gante (Bélgica) en base a los análisis efectuados en cuatro reservas naturales de la ciudad, las heces de los perros aportan una media de 11 kilos de nitrógeno y 5 kilos de fósforo por hectárea, lo que en palabras de los investigadores implica «una fertilización importante” que hasta ahora se había ignorado. «Nos sorprendió la cantidad de nutrientes que los perros dejan en sus heces. Con razón, se está prestando mucha atención a la cantidad de nitrógeno que la agricultura, la industria y el tráfico inyectan a la atmósfera. Pero los perros siempre han quedado fuera de esta historia», argumentaba en declaraciones a los medios el investigador principal del estudio; que añadió que, si bien a primera vista puede parecer beneficioso que se fertilice la naturaleza, ya que las plantas crecen mejor, esto sólo favorece en última instancia a las especies que requieren muchos nutrientes mientras que, a su vez, se expulsa a las especies más raras, con lo que se reduce la biodiversidad.
Este interesante estudio cuyos resultados, debido a su importancia, fueron recogidos por medios de comunicación de todo el mundo, viene a reforzar una idea que nosotros venimos reivindicando desde hace tiempo: que una herramienta como ADN Canino, además de todos sus beneficios para la protección animal, para la convivencia y para la limpieza de las calles, también contribuye a mejorar la calidad medioambiental de la zona donde se aplica.
No en vano, como no nos cansamos de repetir, estamos convencidos de que recoger las heces de nuestros perros para tener unas calles más limpias y unas ciudades con una mejor imagen y que inviten a ser vividas sin tener la sensación de que caminas por un campo minado es educación ambiental. Es más, consideramos que éste debería ser el primer paso de la educación ambiental, porque no hay mejor manera de generar conciencia en las próximas generaciones que empezando desde lo próximo, desde aquello que nos afecta de una forma directa y real en nuestro día a día. Al respecto, pocos problemas más acuciantes que el de la pandemia de heces que asola a muchos pueblos y ciudades en la actualidad.
ADN Canino, en ese sentido, también tiene un retorno ambiental para los Ayuntamientos, ya que genera conciencia medioambiental de cercanía entre la población. Otro intangible que no se recoge en las estadísticas y que se suma a la protección medioambiental de las zonas verdes y jardines que implica nuestra herramienta. Y es que, volviendo al estudio con el que abríamos este post, la aplicación de ADN Canino ayuda a evitar la acumulación de heces de perros sin recoger en las zonas verdes y jardines de los municipios, espacios donde esta acumulación podría tener un impacto directo y negativo sobre la biodiversidad de la zona.
