ADN Canino y SinOrín, la combinación perfecta para mejorar para la convivencia, la limpieza y la salubridad de las ciudades

El 31 de octubre se celebra el Día Mundial de las Ciudades, una efeméride establecida por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2014 y que sirve como colofón a la iniciativa Octubre Urbano, desarrollada también por la ONU para poner el foco en el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 11, que pretende conseguir que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros y sostenibles. Hoy en día se estima que más de la mitad de la población del mundo (unos 4.000 millones de personas) viven en las ciudades; y esa cifra, como viene ocurriendo desde hace décadas, no dejará de crecer. Tanto es así que, para 2030, se prevé que aumente en otros 1.000 millones de ciudadanos más.

La presión urbana y, por tanto, de habitabilidad sobre las ciudades es enorme. Y esa presión ejercida por miles y miles de personas también se manifiesta en muchas ocasiones en forma de suciedad y problemas de salubridad, así como en conflictos de convivencia. En todas esas problemáticas, muchas veces juegan un papel importante las mascotas, que también se han multiplicado en los entornos urbanos a la par que crecía la población.

En ese sentido, los excrementos abandonados en las vías públicas son una fuente de contagio para otros animales y para los propios ciudadanos, ya que producen zoonosis, es decir, enfermedades que se transmiten y afectan a los humanos tales como problemas digestivos, oftálmicos e, incluso, abortos en mujeres gestantes.

La solución ADN Canino

Como suele afirmar nuestro CEO, Enrique Perigüell, “el gran esfuerzo de los ayuntamientos en materia de limpieza viaria se ve perjudicado en muchas ocasiones por la proliferación de heces de perros, una acción incívica que no termina ni siquiera a pesar de los grandes esfuerzos en campañas de concienciación llevados a cabo por las administraciones. A consecuencia de ello, la salubridad en parques y calles queda mermada y la imagen de suciedad de los mismos hace necesario dar una solución” para mejorar la vida en las ciudades (tanto a nivel de limpieza, como de salubridad y convivencia).

En ese contexto ADN Canino se presenta como empresa pionera a nivel europeo en sistemas de identificación de perros para el registro del censo genético canino en los municipios con el objetivo de mejorar la vida y la convivencia de nuestras mascotas y los ciudadanos en los municipios.

Gracias a nuestro método de censo genético de mascotas, es posible identificar con mucha facilidad al propietario del animal que ha incumplido su obligación de recoger los excrementos y con ello está ensuciando la imagen de la ciudad y contribuyendo a incrementar los problemas de salubridad en la misma. La prueba del éxito de nuestro método ADN Canino es su impacto rápido y espectacular en todas aquellas ciudades que ya han apostado por ADN Canino para mejorar la imagen y la convivencia en sus calles. Y es que, en muy pocos meses, la reducción de excrementos en las vías públicas alcanza porcentajes de más del 80%, lo que es una primera y enorme piedra en la construcción de ciudades más limpias, más salubres y con mejor convivencia.

Y ahora… ¡SinOrín!

En nuestra vocación innovadora, recientemente os presentábamos una nueva herramienta para mejorar convivencia, la limpieza y la salubridad de las ciudades. Se trata de SinOrín, un repelente antiorines y antimicciones 100% ecológico para mascotas (perros y gatos). Por así decirlo, SinOrín funciona como un “adiestrador sensorial”. ¿Qué queremos decir con esto? Que la efectividad del producto está basada en que los animales perciben un olor fuertemente desagradable (inodoro para las personas) que les disuade de hacer sus necesidades en el lugar en que se ha aplicado el producto (paredes, bancos, esculturas, etc.). Si ese olor se mantiene en el tiempo, al final los animales quedan “adiestrados” para no hacer en esos lugares sus necesidades. Lugares que, por otra parte, no quedan marcados de ninguna forma visible, ya que Sinorín no mancha las superficies en que es aplicado.

Alboraya, en Valencia, ha sido la primera ciudad de España en aplicar SinOrín en sus calles para evitar las micciones de los perros en lugares no deseados. Estamos seguros de que será la primera de muchas.