Cuantos más municipios con ADN Canino, más eficiente será nuestra herramienta para identificar perros y abandonos
Como suele decir nuestro CEO Enrique Perigüell, “cuantos más perros consigamos tener en nuestra base de datos genética, mejor podemos llegar a conseguir dar nuestro servicio”. Y es que, como recuerda Perigüell, tener al máximo número de perros censados no sólo sirve para poner coto al problema de las heces en la vía publica, las cuales ocasionan molestias y son focos de posibles contagios vía zoonosis, sino que también puede ayudar a solucionar casos de abandono y maltrato animal, casos de ataques de perros a ganado o a personas, y casos de robos de perros para su venta en el mercado negro, un problema creciente y que afecta sobre todo a las razas de perro destinadas a la caza.
Es importante aclarar que censar a los perros de un municipio que opta por nuestro sistema no solo es importante, sino que también es obligatorio. Así lo estipulan las ordenanzas municipales, cuya modificación es el primer paso para garantizar el éxito del sistema de censo genético canino. En esas ordenadas relativas a la tenencia de animales de compañía, el Ayuntamiento fija la obligación de registrar a las mascotas en el censo genético canino municipal. En el caso de no hacerlo, los propietarios de las mascotas pueden enfrentarse a sanciones que suelen oscilar entre los 200 y los 300 euros, en función de lo estipulado concretamente en las ordenanzas de cada municipio.
Así que el hecho de que el éxito de nuestra herramienta sea mayor o menor depende de dos aspectos fundamentales:
Por un lado, de que los vecinos de un municipio cumplan con la obligación de censar genéticamente a sus perros. Por lo general esto es algo que se cumple, de ahí nuestras altas tasas de reducción de heces en las calles de los municipios que confían en nuestra herramienta, cercanas al 80% a los pocos meses de poner en marcha nuestro censo.
Por otro, de que muchos municipios cercanos se sumen también a la iniciativa, ya que eso permite tener un control enorme de los canes en toda una zona geográfica concreta. Este extremo es algo que está ocurriendo ya en la provincia de València, con varias de las ciudades más pobladas del extrarradio de la capital del Turia ya con nuestro sistema en marcha.
Gracias a esta expansión de nuestro sistema por la zona, ya se están repitiendo casos como el que se hizo viral hace unos meses, cuando gracias a nuestro sistema de identificación genética, una hez de perro sin recoger en la playa de Alboraya sirvió para multar a un vecino de Xàtiva que no cayó en la cuenta de que ambas ciudades cuentan con el mismo sistema de censo genético canino.
Este último suceso, que como decimos ya se ha repetido en más de una ocasión en otros municipios de la zona, demuestra muy a las claras el potencial de nuestro sistema, cuyas posibilidades se irán incrementando a medida que más ciudades se sumen a él y, por tanto, aumente el censo de perros con el ADN registrado.