Día Mundial del Urbanismo: el factor ADN Canino
En este mundo en el que cada día se celebra el Día Mundial de cualquier cosa, hasta de las más impensables, hay efemérides que tienen más pedigrí e historia que otras. Es el caso del Día Mundial del Urbanismo, que se celebra desde hace más de 70 años, concretamente desde 1949, cuando fue promovido por el ingeniero argentino Carlos Maria della Paolera, quien fuera director del Instituto de Urbanismo de Buenos Aires. La efeméride nació con el objetivo de concienciar a las personas, pero sobre todo a los grupos de trabajo de planificación urbana, sobre la necesidad de generar ambientes sanos con espacios verdes, para evitar el hacinamiento de la población y la contaminación.
El Urbanismo es el responsable de planificar diseños y servicios que mejoren la calidad de vida de los habitantes y eso se lleva a cabo mediante distintas estrategias y programas. Nosotros, aprovechando la efeméride, nos queremos focalizar en dos:
Por un lado, el incremento del número de parques y zonas verdes, entre los que entrarían las zonas de esparcimiento canino. Son cada vez más las reivindicaciones ciudadanas para que se incrementen este tipo de zonas en pueblos y ciudades, ya que además de facilitar un espacio para el encuentro y la socialización de nuestros amigos los canes, permiten también centralizar sus deposiciones en un espacio habilitado para ello, lo que facilita la limpieza y la suciedad en calles y mobiliario urbano.
Por otro, el urbanismo también se encarga de elaborar estrategias y soluciones para facilitar la recogida de basura y garantizar que los desechos tengan un destino adecuado y que no empañen la imagen de los pueblos y ciudades. En este sentido, ADN Canino se presenta como un factor diferencial para los planes urbanísticos de los ayuntamientos, ya que se ha demostrado como la herramienta más eficiente para reducir la cantidad de heces abandonadas en la vía pública y, gracias a ello, generar ambientes más sanos.
Como suele afirmar nuestro CEO, Enrique Perigüell, “el gran esfuerzo de los ayuntamientos en materia de limpieza viaria se ve perjudicado en muchas ocasiones por la proliferación de heces de perros, una acción incívica que no termina ni siquiera a pesar de los grandes esfuerzos en campañas de concienciación llevados a cabo por las administraciones. A consecuencia de ello, la salubridad en parques y calles queda mermada y la imagen de suciedad de los mismos hace necesario dar una solución” para mejorar la vida en las ciudades (tanto a nivel de limpieza, como de salubridad y convivencia).
En ese sentido, como no nos cansaremos de repetir (porque los datos nos avalan), el censo genético canino tiene un impacto espectacular y muy rápido en todos aquellos municipios que ya han apostado por ADN Canino para mejorar la imagen y la convivencia en sus calles. En muy pocos meses, la reducción de excrementos en las vías públicas alcanza porcentajes de más del 80 por ciento. Es decir, que si llevamos ese porcentaje a cifras contantes y sonantes podríamos afirmar sin exagerar que cuatro de cada cinco heces abandonadas en las calles desaparecen de las mismas gracias al poder disuasivo de ADN Canino. Que se dice pronto.
Por eso, entre otras cosas y como decíamos antes, creemos que ADN Canino será un factor diferencial para los planes urbanísticos de los ayuntamientos.