La incontestable efectividad de los análisis genéticos de las heces de perro abandonadas en la calle
Siempre que nuestra herramienta de Censo Genético Canino se instaura en un nuevo municipio surgen los mitos y las desinformaciones. Ya hemos analizado en este mismo espacio tres de ellos, pero hoy queremos centrarnos en otro: la eficacia de los análisis genéticos de las muestras de heces de perro que los trabajadores municipales recogen -y validan los policías municipales- para proceder a su análisis y, llegado el caso, para multar a los propietarios incívicos.
Al respecto, es habitual leer en los comentarios de nuestras publicaciones en redes sociales afirmar con rotundidad que las muestras de las heces van a estar mayoritariamente contaminadas (por otro perro o animal) y que, por lo tanto, no tendrán validez, lo que es rotundamente falso.
Es cierto que puede existir una contaminación cruzada de las muestras (incluso que éstas sean recogidas en un estado en el que el ADN se ha degradado), pero esos casos son cada vez más minoritarios, gracias en parte a la evolución de la tecnología de análisis genético y al perfeccionamiento cada vez mayor de nuestro sistema conforme se pone en práctica en más municipios.
El ejemplo claro se puede encontrar en nuestras propias estadísticas, cuya evolución demuestra bien a las claras lo que acabamos de comentar en el párrafo anterior.
En el año 2019, por ejemplo, se analizaron 693 heces. De ellas, el 55,7% fueron muestras aptas (165 positivo, es decir, que se dio con el vecino infractor; y 221 negativas, lo que implica que la muestra no es comparable con ninguna de las huellas genéticas registradas en nuestra base de datos). El 44,3% de las muestras, por su parte, fueron NO GEN, es decir, que estaban degradadas y contaminadas y no se pudo extraer de ellas la suficiente información para realizar una búsqueda.
En 2020 la evolución ya fue sustancial. De las 946 muestras analizadas, sólo un 35,84% (339) fueron NO GEN. Es decir, que ya el 64,17% de las muestras pudo analizarse perfectamente, dando lugar a 234 casos positivos y 373 negativos.
Pero la mejora fue especialmente espectacular en 2021, cuando se analizaron 2.181 muestras. Apenas el 11,23% de ellas (245) fueron NO GEN, lo que implica que 9 de cada 10 muestras obtenidas pudieron analizarse genéticamente sin problema, obteniéndose 608 casos positivo y 1.328 negativos.
¿Pero no hay muchos casos negativos?, os preguntaréis. Sí, los hay, pero esos casos se irán reduciendo a la mínima expresión cuantos más municipios se sumen al censo genético canino, ya que las muestras tomadas se guardan y son comparadas siempre con las nuevas incorporaciones de registros, lo que hace que muchos de estos negativos acaben siendo positivos con el paso de tiempo gracias al trabajo de las administraciones. Un ejemplo reciente en ese sentido lo hemos encontrado en una noticia de la que se han hecho eco muchísimos medios en España: la multa impuesta a una vecina de Paterna (Valencia) por una hez que dejó su perro en Benalmádena (Málaga). La ciudad de Paterna se sumó hace unos meses al censo genético canino y entonces, al censar a este can, se comprobó que su ADN coincidía con una muestra abandonada en Benalmádena el pasado verano.
Por si a estas alturas aún queda algún suspicaz que se pregunte si el resultado del análisis de las muestras es fiable, le diremos que SÍ, así en mayúsculas. Y es que en el caso de que 12 marcadores STR de una muestra de heces coincidan con esos mismos 12 marcadores STR de un perro de la base de datos, se puede decir que el porcentaje de probabilidad de que esa muestra de heces sea del perro que hemos identificado es superior al 99,9%.