Libros con las cacas como protagonistas
El de este post podría parecer un titular para buscar el clic fácil. Y bueno, en parte lo es, para qué nos vamos a engañar. Pero también os tenemos que decir que, a diferencia de lo que suele ocurrir con esa reprochable estrategia del clickbait, aquí sí que vais a encontrar lo que anuncia el titular: libros con las cacas (las mierdas) como protagonistas.
Lo cierto es que en la literatura para adultos y entre los libros de autoayuda no hay mucho volumen dedicado a la caca. Hay libros que, eso sí, hacen uso de la palabra mierda sin ningún tipo de tapujo en sus titulares. Ahí están el España de mierda de Albert Pla, el Mierda de música de Rodrigo Fresán, el Por qué creemos en mierdas de Ramón Nogueras o El sutil arte de que (casi todo) te importe una mierda de Mark Manson.
Profundizar en las mierdas más allá de esto parece que cuesta en los libros dedicados al público adulto. Sólo hemos encontrado una excepción en El secreto de la buena digestión (Planeta, 2020), publicado por la experta en dietética y nutrición humana Ángela Quintas. En ese libro Quntas habla sin remilgos de nuestra mierda y nos explica cómo debería ser la caca perfecta. A saber: Debería tener una consistencia sólida, pero no dura; salir más o menos en una sola pieza y no estar formadas por bolitas pequeñas; y tener un color marrón oscuro (sin llegar al negro) y un olor que aunque malo, como es normal, no sea nauseabundo. Tomen nota.
Las cacas en la literatura infantil
Las mierdas tienen mucho más cabida en la literatura infantil. Parece que aquello de “caca, pedo y pis” tiene una fecha de caducidad pasada la cual la caca es un tema que no existe públicamente, sino que cada uno lo vive en solitario en la intimidad de su wáter.
Sea como sea, los álbumes ilustrados están llenos de referencias a la caca. El ejemplo paradigmático es El gran tratado de la caca de Martín Piñol, un libro dedicado a todos los públicos pero que hace las delicias especialmente de los más pequeños de la casa. “La caca es tan democrática como el hecho de respirar. La caca nos iguala y nos hermana. Pero nuestra sociedad, en lugar de celebrarlo como se merecería, lo esconde como un tabú”, asegura el autor. Cuánta razón.
Más allá de éste, son múltiples los libros dedicados a la caca. Muchos de ellos, además, tienen un fin: ayudar en el proceso de eso que hemos dado en llamar “operación pañal”. Y es que pasar de hacer caca en el pañal para hacerla en el wáter no es del gusto de todos los pequeños y, a veces, el proceso se estanca. Ejemplos de estos libros serían 1,2,3… ¡a contar cacas!, con el que los niños pueden aprender a contar hasta 10 contando las cacas de los más variopintos animales; un clásico como El topo que quería saber quién se había hecho en su cabeza, en la que seguimos a un topo que busca y husmea entre las mierdas de distintos animales en busca del que se ha cagado en su cabeza para tomarse la merecida venganza; o Todos hacemos caca, el bestseller del autor japonés Taro Gomi. Más de un millón de ejemplares vendidos en todo el mundo. Para que luego digan que la mierda no es literaria.