Por una mejor convivencia entre mascotas y personas en la ciudad
Tener una mascota tiene grandes beneficios para tu vida y te va a hacer muy feliz. Así lo demuestran numerosos estudios que han relacionado la tenencia de animales de compañía con una mejor salud, tanto a nivel físico como mental. Pero tener una mascota también conlleva una serie de responsabilidades, como garantizar sus derechos como ser vivo y cumplir con tus obligaciones como propietario para la correcta convivencia con el resto de personas y mascotas que habitan en tu pueblo o ciudad.
En ese sentido, es importante educar a tu mascota (y educarte a ti mismo) para conseguir que la convivencia entre las personas y las mascotas sea la ideal en todos los ámbitos. Desde el más cercano, nuestra vivienda (informándote de las normas de la comunidad para evitar molestias y conflictos con los vecinos), hasta el más extenso. A este último respecto, te recordamos que es fundamental conocer los aspectos más importantes de la ordenanza municipal de tu municipio, así como la de aquellos pueblos o ciudades a los que tengas que viajar con tu mascota, ya sea por trabajo o por ocio.
El reto de las heces
En este ámbito de las obligaciones existe un aspecto que como sociedad aún tenemos que trabajar y que, sin lugar a dudas, constituye uno de los principales retos para una correcta convivencia entre mascotas y personas: la recogida de las heces depositadas por las mascotas en la vía pública.
Tal y como reflejan los datos de estudios recientes, los excrementos de los perros que quedan sin recoger en las vías y espacios públicos son para muchas personas el factor más influyente a la hora de percibir una ciudad como limpia o no. Y de hecho, la suciedad de las calles, manifestada por la presencia excesiva de estas heces sin recoger, es una de las principales quejas y preocupaciones de los vecinos de pueblos y ciudades.
En ese sentido, recoger los excrementos de tu perro y depositarlos donde corresponde es uno de los gestos más sencillos y con más impacto que puedes realizar para caminar hacia una mejor convivencia entre personas y mascotas.
Esa mejora de la convivencia, precisamente, es uno de los principales objetivos que tienen herramientas como el censo genético canino. No en vano, el retorno social de su aplicación, aunque es una variable que cuesta medir, es evidente debido a que se consiguen cifras de reducción de alrededor del 80% en la presencia de heces abandonadas en las calles, lo que se traduce irremediablemente en una importante mejora en la convivencia en las ciudades.
Y es que, al final, menos heces sin recoger en las calles es sinónimo de calles más limpias y, por tanto, una garantía de satisfacción de los ciudadanos y, a su vez, de una convivencia que, como ocurre muchas veces en la actualidad, no se verá enturbiada por las cacas de perros no recogidas por sus propietarios, sabiendo que se trata, además, de una cuestión de salud pública en la que todos debemos contribuir.