Tres mitos que no son ciertos sobre ADN Canino
La eficacia demostrada de ADN Canino cada vez atrae la atención de más pueblos y ciudades, que muestran su interés por instaurar en sus calles nuestro sistema de censo genético canino para el control de la pandemia de heces y la protección de los canes. Ese interés, como no podía ser de otra forma, genera también el surgimiento de medias verdades, mentiras y mitos con los que se intenta atacar a nuestra herramienta, algo que no debería sorprender en un país como el nuestro, en el que todo se politiza hasta límites insospechados. No nuestra herramienta, por cierto, que ha sido adoptada por gobiernos de todo el espectro político.
En este post hemos recopilado tres mitos que se suelen asociar a nuestra herramienta y que vemos con asiduidad en comentarios de nuestras publicaciones en redes sociales. No hay mejor método para erradicar mitos y mentiras que la información veraz.
1. ADN Canino NO es un impuesto: Por más que se repita algo, esto no convierte a ese algo en verdad. Y NO, ADN Canino NO es un impuesto encubierto para el enriquecimiento de los ayuntamientos. Ni mucho menos. La prueba es que en la mayoría de los municipios en los que se ha instaurado nuestra herramienta, el censado de perros es subvencionado por los ayuntamientos durante los primeros meses y semanas. Después, una vez pasado ese periodo, el pago de la prueba sí que recae sobre los ciudadanos, es cierto, pero ese pago sólo se realiza una vez en la vida del animal, no es algo que haya que pagar cada año.
2. ADN Canino NO es un «sacacuartos» para ayuntamientos y vecinos: NO, NO y NO. Como decimos, los vecinos por regla general no tienen que pagar nada durante el periodo de inscripción voluntario. A partir de entonces, el coste de la prueba es de alrededor de 40€. Pongamos que un perro vive 10 años. ¿Es mucho 4€/año por tener a un perro censado genéticamente para, por ejemplo, que sea mucho más fácil su recuperación en caso de pérdida? Por lo que respecta a los ayuntamientos, por su parte, basta con citar el informe realizado hace unos meses por la OCU con datos de las grandes ciudades españolas. Según el mismo, el número de multas impuestas en 2020 por no recoger las heces de perro fue bajísimo en toda España y la recaudación por las mismas casi una anécdota: menos de 2.000 euros de media por ciudad. En ese panorama existe una excepción: el Ayuntamiento de Málaga, que gracias a la instauración del censo genético canino en sus calles puso un total de 166 sanciones, con las que las arcas municipales recaudaron más de 40.000 euros.
3. Nada sirve con los vecinos incívicos: Los anteriores son mitos que atacan a nuestra herramienta y que son fáciles de desmontar con datos, pero este mito es el más difícil de erradicar y el más peligroso, porque invita al inmovilismo, al dejar las cosas como están porque no se puede hacer nada. Y eso es rotundamente falso. Así lo demuestran nuestras estadísticas, que reportan porcentajes de hasta el 80% de reducción de excrementos en las vías públicas en unos pocos meses. Sí, seguirán habiendo vecinos incívicos, pero esos vecinos se expondrán a multas y sanciones que les invitarán a dejar de serlo.